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Jean-Philippe Luis, L’ivresse de la fortune. A.M. Aguado, un génie des affairesAbstract: Desde la vieja biografía de Cortines y Murube (Un Sevillano en París, 1918), y con la excepción del reciente libro de Armando Rubén Puente (Alejandro Aguado, militar, banquero, mecenas, Madrid, 2007), que todavía no he podido ver, nadie se había interesado por Alejandro María Aguado, personaje ilustre y desconocido a la vez, a pesar de la importancia que tuvo, durante cerca de tres decenios, en la historia de las relaciones entre Espa a y Francia. Con este libro, viene a subsanar esta laguna J. P. Luis, buen conocedor de la ominosa década , como demostró ya en su tesis doctoral, L’Utopie réactionnaire. Aguado nació en el seno de una familia navarra, algunos de cuyos miembros se trasladaron a Andalucía para dedicarse al comercio, gracias al cual consiguieron enriquecerse, fundar un mayorazgo y comprar un título de nobleza, pasando luego a integrarse en la oligarquía sevillana. Como solía pasar con los segundones, se le destinó al Ejército. En 1800, entró de cadete en un regimiento, con el cual pasó varios a os en Ceuta. Al producirse la invasión napoleónica, sirvió en el campo patriótico, hasta que, ocupada Sevilla, no vio más salida que aceptar la colaboración con el ocupante. Se pasó a las filas del ejército de José Bonaparte, llegando a coronel y, sobre todo, edecán del mariscal Soult, al que acompa ó en sus campa as.En 1813, no tuvo más remedio que huir a Francia, donde al poco tiempo abandonó la carrera militar. La fractura que significó la Guerra de la Independencia fue para él definitiva. En 1815 ya, solicitó la nacionalidad francesa, se al de una voluntad de cortar definitivamente los lazos con su patria. Creó en París un comercio de importación de vinos y frutos andaluces, y empezó a especular. Lo decisivo fue la rapidez con que supo aprovechar la coyuntura financiera dificilísima por la que estaba pasando la monarquía espa ola. De 1824 a 1832, su nombre se encuentra vinculado a la negociación en París de empréstitos destinados a salvar al gobierno de Madrid de la bancarrota. Ese papel de banquero de Espa a en París le proporcionó oportunidades para hacer toda clase de especulaciones, con las que consiguió en poco tiempo pasar a ser uno de los hombres más ricos de Francia. Esta rapidísma ascensión fue facilitada, en términos generales, por la catastrófica situación de la Hacienda espa ola, el papel de Francia en Espa a después de la invasión de 1823 y el dinamismo del capitalismo bancario en París. Pero nada hubiera sido posible sin las dotes personales de Aguado. Oportunista audaz, iba siempre con rapidez a lo suyo: ganar todo el dinero posi
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